Los efectos sociales de la presencia de la UFCo en Centroamérica fueron profundos, modificando la vida cotidiana en las plantaciones y los patrones culturales de las sociedades locales. Las plantaciones se extendieron profusamente entre 1900 y 1920, época en que la producción de bananas de la UFCo alcanza mayor relevancia. Con la Crisis de 1929 -que inaugura la siguiente década la empresa- comienza la retirada de algunos sectores, quedando en evidencia la transformación de los parámetros culturales locales y los efectos de la crisis en Centroamérica.
La primera reacción a la presencia norteamericana viene de parte de los mismos sujetos que viven en contacto directo con la bananera en los enclaves de la Compañía. La introducción del modo de producción capitalista-industrialista, modifica las prácticas económicas de los pequeños campesinos y comunidades indígenas de la región, estableciendo un nuevo concepto de trabajo remunerado con efectos a nivel social.
"¡La frutera necesitaba esclavos para sus nuevas plantaciones!" [1] Los trabajadores de la Compañía, asentados en enclaves habitacionales especialmente creados para ellos, ven guíada su vida cotidiana por los requerimientos de la Compañía, expresados a nivel social por la cooperación -y complicidad- entre los administradores de ésta y los gobiernos oligárquicos. Las autoridades de la UFCo eran también autoridades sociales y políticas a nivel social, amparadas en la incapacidad del Estado de estar presentes en vastos territorios geográficos y de responder a las necesidades de la población. Muchas de estas demandas son respondidas por la Compañía, mezclándose la autoridad laboral con la autoridad política, lo que complica más aún el escenario social para los trabajadores, como expresa la pluma de Carlos L. Fallas, escritor costarricense que trabajó como liniero para la UFCo.
Es entre estos trabajadores que la UFCo comienza a ser conocida como Mamita Yunai (apropiación de la palabra anglosajona "United"), término qe expresa el nivel de relevancia de la empresa a nivel cotidiano: es la Compañía la que da trabajo, vivienda, salud, educación; y también otorga orden, vigilancia y castigo. En este sentido, la UFCo llega a operar como un Estado paralelo, en cuanto cumple funciones que los gobiernos locales son incapaces -por múltiples motivos- de cumplir.
Para sus administradores y trabajadores especializados, la UFCo recrea la sociedad norteamericana original, creando verdaderos ciudades separadas del resto, que permitieran la mantención de un tren de vida similar o por lo menos "digno" para sus funcionarios.
[1] Carlos L. Fallas, Mamita Yunai: El infierno de las bananeras, Segunda edición, Editorial Platina Buenos Aires, 1956, p.68
* Imagen obtenida aquí.
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