lunes, 3 de diciembre de 2007

Interludio: "La Conquista del Trópico"


"Capítulo 1: Nuestros Descuidados Vecinos Tropicales

Nuestra insular indiferencia acerca de los sentimientos, problemas y aspiraciones de los pueblos del sur de este continente, es interpretada por ellos como desprecio. Esto ha generado en la mayor parte de América un sentimiento de resentimiento, sospecha y enemistad hacia los Estados Unidos. Ciertamente, esto no es una ventaja para revertir la mala disposición de quienes que deben ser nuestros aliados .

Lo cierto, es que tenemos muy desarrollada una actitud de autosuficiencia. Estamos muy seguros de que los Estados Unidos son el mayor país en el mundo, lo que a veces nos inclina a actuar como si fuera el único país en el mundo. Algunos de nosotros somos tan estrechos de mente, que nos resulta imposible entender por qué un ciudadano de la Estados Unidos va a vivir o se atreve a invertir un dólar fuera de los confines de su país natal. El espíritu de iniciativa y de empresa no reconoce líneas nacionales. La grandes naciones de la historia son aquellas que alentaron a sus ciudadanos a salir en el mundo y desarrollarse comercial e industrialmente...

Los Estados Unidos de América tienen grandes recursos, poseemos una increible variedad de productos en los suelos, pero... no podemos crear a partir de ello todas las necesidades de la civilización moderna y que pertenecen al sencillo mandato del comercio.

La conquista comercial por Europa del trópico de Asia y de las islas del Pacífico será recordada en el futuro por los historiadores como un logro monumental de esta época. Tal desarrollo sigue en progreso. Éste consiste en aplicar los métodos de una alta civilización y de la industria científica en las grandes áreas tropicales que permanecen subdesarrolladas.

Hay una razón por la cual el Trópico Americano no ha participado en el estupendo progreso de las otras áreas tropicales, y la razón es esta: la inestabilidad de sus gobiernos ha detenido el capital y la iniciativa empresarial de llevar a cabo el desarrollo de sus maravillosos recursos tropicales. Los Estados Unidos son muy responsables del actual estado de las cosas. Nuestros pecados nacionales no son de participación, pero sí de omisión. No hemos puesto atención al bienestar de nuestros vecinos tropicales por la egoista e ignorante razón de que no consideramos su importancia...

Algún día aprenderemos, como los financieros han aprendido a un alto costo, que cada nación comparte la prosperidad o angustia de todas las otras naciones. Nosotros, estadounidenses, pagamos el precio en los períodos sin ley que azotaron México y otras repúblicas tropicales. La revolución, similar al huracán que destruye las cosechas en el trópico, sube el costo de vida de los habitantes de cada ciudad, villa y sección en los Estados Unidos. Por otra parte, cualquier iniciativa empresarial que incremene la productividad de esas regiones tropicales aumenta directamente las ventajas y bienestar de toda la población de los Estados Unidos...

Sería natural suponer que el Gobierno de los Estados Unidos, la prensa y el sentimiento popular de pueblo apoyará todos los esfuerzos y aplaudriá cualquier movimiento que busque el desarrollo de los trópicos. No tenemos trópico propio.

El mundo tiene la certeza que los Estados Unidos estaría alerta para completar la conquista comercial e industrial de los trópicos americanos. No se ha pensado ni se necesita la anexión del territorio, pero el mundo supone que la Doctrina Monroe y el Canal de Panamá implican que lo Estados Unidos estaba completamente atento a la urgencia de ejercer cada justo esfuerzo y usar toda influencia legitima para fomentar que sus ciudadanos abracen este deber patriotico"

En "La Conquista del Trópico: La historia de la iniciativa empresarial emprendida por la United Fruit Company" de Frederick Upham Adams, Nueva York, 1914

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